viernes, 28 de diciembre de 2012

Nuestro pueblo demuestra al viajero que Cuba es Auténtica

Cuba en mucho más que sol y playa, que ciudades patrimoniales. El mayor orgullo de este país es el calor de sus gentes, esas que te hacen descubrir la Auténtica Cuba, que es mucho más que un eslogan turístico.


Iolexis Correa, directora de la Oficina de Turismo de Cuba en España

Precisamente en la presentación de esta campaña, que ha recorrido este otoño la geografía española trayéndonos un poco del calor de Cuba, hemos tenido la oportunidad de charlar un rato con Iyolexis Correa, que lleva cuatro años al frente de la Oficina de Turismo de Cuba en España.

Ahora que estamos pasando frío, nos gustaría que propusiese a los lectores de Expreso un destino cubano para escapar al calor.

Podemos visitar ciudades patrimoniales como La Habana, Trinidad, Cienfuegos, Camagüey, Santiago de Cuba… pero queremos basar esta presentación de Auténtica Cuba haciendo un llamado a que Cuba es precisamente eso, auténtica; es mucho más que sol y playa, es un destino seguro que además por sus propias condiciones geográficas permite disfrutar también del turismo de naturaleza.

En el país hay muchos senderos señalizados y precisamente por ser un punto importante en la ruta de las aves migratorias. Para este tipo de turismo podemos recomendar por ejemplo la zona de más oriental de Cuba, desde Baracoa, a Guantánamo o Granma, con su Parque Nacional del Desembarco, son lugares especiales.

El polo de Villa Clara, en el mismo centro de la isla; aquí sobresale la ciudad de Santa Clara, conocida por el Memorial del Che Guevara, una ciudad para caminar e interactuar con la historia y la cultura del pueblo cubano.

Para combatir este frío yo recomendaría preferentemente los Cayos del norte de Cuba. La excelente combinación en una isla que por su longitud y por su estrechez permite combinar el producto cultural en una bella ciudad patrimonial como La Habana y terminar con el descanso placentero en un destino paradisiaco como son los cayos del norte.
 

Qué bien suena. Pero cayos hay muchos, ¿a cuál nos vamos esta vez?

Por ejemplo al centro de la isla, los cayos al norte de Villa Clara, para combinarlos con el recorrido cultural por la ciudad de Santa Clara, que sería por ejemplo Cayo Las Brujas, Cayo Ensenacho, Cayo Santa María. O podríamos irnos también a los cayos del norte de Ciego de Ávila, Cayo Coco, Cayo Guillermo, Cayo Paredón, y vincularlo con una visita a esta ciudad de Ciego de Ávila, a Morón e incluso a Camagüey.

Porque además en esa zona están algunos de los mejores hoteles de Cuba…

Sí, la mayoría de la planta hotelera son hoteles de cuatro y cinco estrellas, y en el caso de Cayo Santa María el 94% son hoteles de cinco estrellas, lo cual demuestra un alto estándar de servicios en esa zona turística.


Nos ha contado un compañero que ha estado recientemente que en esa zona hay una gastronomía muy buena, ¿qué podemos comer?
Sí, por ejemplo el plato más clásico de Cuba, que es un arroz moro, con un buen lechón asado, y un tamalito a la cubana.
¿Y para beber?

Bueno, siempre un buen mojito para refrescar, que con 30 grados de temperatura apetece.
 
Para este año que comienza, ¿trae Cuba novedades para el mercado español?

Tenemos varias novedades, en los últimos años el producto de circuito ha sido uno de los que más se ha ampliado y diversificado en Cuba por la alta demanda que tiene, especialmente en las ciudades patrimoniales, y nosotros estamos proyectando el crecimiento de la planta hotelera en algunos polos importantes del país donde se han incrementado estos circuitos, como es el caso de Trinidad, donde tendremos pronto algunas nuevas instalaciones que están en fase de ejecución.

Acabamos también de inaugurar el delfinario de Cayo Guillermo, que permite el baño interactivo con los delfines y es una forma más de ampliar las opciones de entretenimiento en esta zona, y en Fitur presentaremos más novedades para 2013, conjuntamente con las cadenas hoteleras.

De hecho, se presentarán varias aperturas de hoteles, la ampliación del producto extrahotelero en Cuba, y también de las formas complementarias de alojamiento y gastronomía que estamos asociando para ofrecer otras modalidades turísticas en la isla.

Será por todos esos encantos que a pesar de la crisis económica que sufrimos ahora muchos países, Cuba está resistiendo muy bien como destino para los viajeros…

Sí, nosotros mantenemos un crecimiento en Cuba en torno a un 5%, hay un grupo de mercados emergentes que refieren un peso importante en este crecimiento, y que contrarrestan a algunos mercados europeos tradicionales que se están recuperando, como es el caso de Italia, España, Portugal, y que garantizan precisamente la emisión de turismo hacia Cuba.

Mantenemos a Canadá como principal mercado emisor, al Reino Unido, México, Argentina, que este año duplica su cifra de turistas hacia Cuba… Es decir, que continuamos con un crecimiento turístico facilitado especialmente por muchos mercados emergentes.

Y en concreto los turistas españoles, ¿qué buscamos en Cuba?
 

Los españoles añoran a Cuba porque Cuba es también parte de su historia, de su cultura, y el carisma del cubano, que siempre acoge con mucha amabilidad y mucha cercanía al español. ¿Qué buscan? Principalmente nuestra cultura, caminar nuestras ciudades, interactuar con el pueblo, y en segundo lugar terminar descansando en una bella playa de Cuba.

Cuba no se puede tener en cuenta solo por su belleza patrimonial, o por su entorno natural; el valor más importante que tenemos nosotros es precisamente el valor cultural del pueblo cubano, nuestro mayor orgullo, un pueblo culto y hospitalario que siempre, con su alegría, hace que todo el visitante al llegar a Cuba apague el teléfono, recobre salud, renueve esperanzas, crea que un mundo mejor es posible sin ingredientes artificiales, solo a golpe de corazón. Por eso nosotros decimos siempre que nuestro pueblo recibe al visitante para demostrarle que Cuba es Auténtica.
Expreso. Valladolid. Federico Ruiz.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Los mejores hoteles de Cayo Guillermo y Cayo Coco, los Jardines del Rey.

Después del desembarco en Playa Pilar, la que debe su nombre al yate de Hemingway (1), en el extremo noroeste del Cayo Guillermo, al norte de Cuba, parecía imposible hallar arena más blanca, azules tan impactantes, aguas más transparentes.

Playa Pilar
Pero bastan 24 horas para hacernos comprender que el nombre de ‘Jardines del Rey’ no es casualidad, porque esta cadena de islotes en permanente evolución es también una sucesión de los mejores arenales costeros que se pueda imaginar.

Nuestra primera parada es el Hotel Meliá Cayo Guillermo, para pernoctar antes de emprender el regreso a la Habana. En esta fugaz estancia tenemos tiempo suficiente para pasear por ese palmeral colmado de estanques con nenúfares, con cabinas de masajes camufladas en rústicas cabañas, quioscos de música adornados para la fiesta permanente, descubriendo senderos y pequeños puentes que nos llevan al relax, rutas que inevitablemente conducen a la playa.

Hoteles Meliá Cayo Guillermo
El paseo de tablas no se detiene en la arena, se adentra en el mar para que caminemos sobre el color, cada paso un tono, entre el blanco y los azules todos. Al final se ensancha, este ya pantalán, en terrazas marinas cubiertas con hojas de palma, como caneyes, que seguramente están ahí para servir de embarcadero o como puesto de pescadores, pero que parecen observatorios de aves o, quizás, de tiburones y delfines. Desde allí la playa es inmensa, como el mar, y da pereza el regreso.

Antes de dejar atrás este cayo, visitamos el Iberostar Daiquiri, un todo incluido de 4* y 312 habitaciones, en primera línea de playa, que cuenta con varios clubes infantiles, por tramos de edad, y una extraordinaria oferta gastronómica en su bufet, además de tres restaurantes especializados en cocina mexicana, italiana y cubana.

Quizá teníamos que haber empezado por situarnos en el mapa, pero aún estamos a tiempo. Los cayos de la costa norte de la isla de Cuba son realmente una sucesión continua de islas e islotes en paralelo a la costa que se prolonga cientos de kilómetros, a modo de guardianes cordiales.

Aunque no hay discontinuidad, se agrupan en dos archipiélagos, el de Sabana y el de Camagüey que, en conjunto, se conocen también como ‘Jardines del Rey’.

Los que recorremos en esta ocasión forman parte del segundo, al igual que Cayo Santa María, de la provincia de Villa Clara, y, los más extensos, Cayo Romano y Cayo Sabinal, ambos de la de Camagüey.

Guillermo y Coco, en medio,  pertenecen a la provincia de Ciego de Ávila y están a unos quinientos kilómetros de la Habana.

Cayo Guillermo es pequeño, tiene 13 kilómetros cuadrados, y está previsto urbanizar únicamente el 7% de su superficie. En la actualidad cuenta con cuatro hoteles y pronto se construirá otro en Playa Pilar. Está unido a Cayo Coco por una carretera sobre pedraplén, que también los une con tierra firme, a través de la Bahía de Perros, desde el año 1988. A cambio de esa conexión han perdido su insularidad y en gran parte su pureza, aunque, como veremos, los humanos llevan muchos años por aquí.

Cayo Coco sobrepasa los trescientos cincuenta kilómetros cuadrados y, sin embargo, nunca tuvo población estable. En el siglo XVIII hubo asentamientos de pescadores y carboneros. Y en los años cuarenta del XX la compraron los americanos para hacer una gran explotación ganadera, pero los mosquitos les obligaron a desistir. El abandono fue total, hasta el punto de que muchos animales quedaron sueltos y hoy es frecuente encontrarse con vacas en libertad.

En la actualidad tampoco hay viviendas en estos cayos, a pesar sus veintidós kilómetros de playas y de que cuentan con unos 4.000 ocupantes, que se convertirán en 10.000 hacia 2016. Pues bien, todo el personal que trabaja en los hoteles y demás servicios vive en las poblaciones de Morón, a una hora, o Ciego de Ávila, a hora y media, en auto.

Esta política, al igual que el desistimiento del antiguo aeropuerto, (2) convertido ahora en Parque Natural, viene a confirmar la preocupación del Gobierno por mantener el valor ecológico de estos territorios, que acogen más de 500 especies vegetales y más de 200 especies de animales, en su mayoría aves. Aunque en lo del aeropuerto también tuviese que ver su tamaño y dificultad para crecer.

El nombre del cayo viene del Ibis Blanco, muy abundante en la isla, que aquí llaman también Pájaro Coco.

Pues ya en este Cayo Coco, vistamos el Hotel Playa Coco, otro 4* que saca un gran partido a elementales pero exquisitos productos cubanos. No hay más que ver que bien exhiben sus frutas exóticas y su cerveza Bucanero. Muy preocupados también por el ocio de los más pequeños y por las delicias gastronómicas para los mayores, con el único restaurante japonés de la zona.

Hotel Memories Flamenco
El siguiente paso es el 5* Memories Flamenco, un todo incluido de 624 habitaciones, clavado en una playa de arena blanquísima, en la que los incontables azules (siempre los azules) se confunden con los verdes. Su incipiente jardín se equilibra con un área de piscina espectacular.

Entre tanto hotel ya echábamos de menos un respiro. Pues nada mejor que un balneario. Sí, que nadie se sorprenda, porque la Clínica Internacional de Thalasoterapia Acuavida-Spa-Talaso cuenta con instalaciones y personal a la altura de los mejores balnearios. Tiene un estupendo plantel de masajistas y fisioterapeutas para la aplicación de tratamientos personalizados.

Desde sesiones de tres horas hasta programas de quince días. La línea de cosmética que aplican es la Germaine de Capuccini, pero también son expertos en la utilización del barro egipcio. Sus instalaciones son modernas y bien equipadas. Y, lo más atractivo, su piscina de agua de mar calentada a 37ºC.

El Hotel Meliá Cayo Coco es especial por varias razones. Sus 250 habitaciones, muchas construidas sobre pilotes en una laguna de agua salada, son solo para adultos. Es el único de esas características en este destino. Quizá por este motivo, su decoración es insinuante, como apreciamos en el indicador de la toilette, un tanto erótico.

Sus exteriores son espléndidos, notándose los ya trece años de antigüedad en la frondosa vegetación, bien cuidada y arropando recoletos espacios hasta el borde de la playa. Es acogedor, y sin embargo abierto, su auditorio, que se cubre con una carpa exquisita.

Pero, por añadidura, aquí nos encontramos con un joven paisano, de Valladolid, con más de seis años trabajando en América, que es Ismael Fawzi González, el director de Alimentos y Bebidas del hotel. Con él mantenemos una agradable charla en la que nos habla con entusiasmo de su trabajo aquí.

Nuestra última parada, aún en cayo Coco, es en el Hotel Mojito Iberostar (hasta hace poco Emperador Laguna). Las 690 habitaciones nos dicen algo sobre su medida. Además, 325 son suites y 80, villas. Su decoración, quizá a veces desmedida, sin embargo es agradable. Tiene unos exteriores cuidados y frondosos bosquecillos, que sirven de marco inmejorable para las frecuentes Fiestas Cubanas al aire libre.

Tanto hablar de hoteles podría hacernos pensar de este destino, conocido como ‘Cayo Guillermo y Cayo Coco’ o como ‘Jardines del Rey’, que es un espacio muy urbanizado y, sin embargo, nada más lejos de la realidad.

Porque a tantas comodidades y relax que nos proporciona su producto de todo incluido, en unas playas casi vírgenes, hay que añadir los alicientes de una naturaleza desbordante, con colonias de multitud de aves, entre las que destacan las de flamencos y de ibis por sus numerosos ejemplares. Todo eso a un kilómetro de la segunda barrera coralina más larga del mundo.

Pero, por si fuera poco, a menos de dos horas tenemos un buen número de villas y pueblitos llenos de gentes encantadoras que están deseando recibir al forastero, para mostrarle sus artesanías, sus paisajes y su gastronomía, para regalarle una amena conversación que cuenta su pequeña historia, esa que va conformando la grande.

(1)  En ese barco, cuya base habitual era el puerto de Cojímar, recorrió Ernest Hemingway  los cayos. Actualmente se conserva en el museo dedicado al escritor, en ‘Finca Vigía’, poblado de San Francisco de Paula, a 15 km del centro de la Habana.

(2)  El nombre del nuevo es Aeropuerto Internacional Jardines del Rey, aunque también se le sigue llamando Aeropuerto de Cayo Coco.
Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa. Tomado de Expresso.

martes, 13 de noviembre de 2012

Mostrar La Habana: Piano y salubridad (otra vez música y agua)

El suministro de agua a la Habana es un tema recurrente desde hace más de cuatro siglos. El haber observado la presencia de cisternas en las calles para abastecer a algunos hoteles (no sé si al resto de la población) suscitó nuestra curiosidad por este asunto, haciendo algunas averiguaciones.

Los datos que citamos a continuación son extractados, básicamente, del estudio publicado por Henry Figueredo Losada en la Revista Estudiantil Nacional de Ingeniería y Arquitectura, Vol 1, Nº 1 (2009), bajo el título El abastecimiento de agua a La Habana: la obra más relevante del siglo XIX a nivel mundial., con el que se refiere al ‘acueducto de Albear’. 

La Zanja Real.- Ya en 1544 el gobernador Juanes Dávila proponía al Rey la construcción de una zanja para traer aguas de la Chorrera. Insistió el gobernador Antonio Chávez en 1546 y se trató el asunto en varias reuniones del Cabildo, entre 1550 y 1562, hasta que, “en la de 24 de enero de 1563, se acordó imponer una sisa a la carne, al vino y al jabón para costear las obras, que se emprendieron a finales del 1566, bajo los criterios propuestos por el constructor de la Real Fuerza Francisco Calona, y se culminaron en el 1592, según consta en la lápida situada en el callejón del Chorro en la Plaza de la Catedral”. 

Acueducto de Fernando VII.- En 1831 la ciudad ya contaba con más de cien mil habitantes, pero su agua era de mala calidad por lo que, desde la metrópoli, se decidió construir un nuevo acueducto, llamado de Fernando VII, en el que se emplearon los primeros tubos de hierro fundido que se usaron en Cuba, importados de Filadelfia. Se inauguró en 1835, pero resultó un fracaso debido a sus errores de cálculo y de filtrado. 

Primer Acueducto Municipal de la Habana.- Este acueducto auxiliar se puso en servicio en 1873 y tenía por objeto abastecer la zona de extramuros, el Arsenal, la fábrica de gas de alumbrado y las fuentes del Campo de Marte, actual Parque Central. 

El acueducto de Albear.- El ilustre ingeniero cubano Francisco de Albear y Fernández de Lara dedicó su vida a dotar de agua potable a la ciudad de la Habana. Estas obras empezaron en 1858 y concluyeron en 1893, seis años después del fallecimiento de Albear. 

La conductora del acueducto, con sección oval de 2,42 metros en el eje vertical y 2,00 metros en el horizontal, tiene 9,6 kilómetros de longitud y está construida de cantería hasta el arranque de la bóveda, que es de ladrillos de barro. 


Camión cisterna suministrando agua


Observo el camión cisterna suministrando agua al Hotel Ambos Mundos y ocupa casi toda la calle. Antes de seguir mi camino me detengo a parlotear un momento con el conductor. Sus datos coinciden con los que viene publicando los últimos meses la prensa oficial, en lo que se refiere a la sequía que padece la Habana estos años, y que parecen ir a peor. 

De todos modos, no es novedad, los viejos cuentan que aquí siempre se repartió el agua en pipas. El vehículo es nuevo y está reluciente, no obstante, el chofer, no satisfecho, me asegura que al terminar el servicio volverá a lustrarlo. 

Acuso el cansancio de todo un día de callejeo y me rindo al reclamo de las notas de un piano procedentes del antiguo Centro Gallego, sede del Gran Teatro de La Habana, concretamente de un local de la planta baja, en cuya portada se lee: Adagio, bar concert. 
En el café Adagio

Es un espacio agradable, de reciente decoración, con predominio del blanco y negro. Sólo hay una mesa ocupada, por una mujer. Tomo asiento orientado hacia el músico y pido un mojito. 
El pianista tiene un repertorio de adaptaciones breves y se le ve voluntarioso. 

Ojeo la carta, en la que predomina oferta de tapas. No debería extrañar que ofrezcan también la música en porciones pequeñas, en raciones armónicas reducidas. Voy al aseo, entretanto me lo pienso.
A buscar agua para hacer granizados

No hay agua. Se nota desde la puerta. No entro. “Ahora mismo se terminó, tienen que traerla en cisterna. Mientras tanto, no tenemos”. 

El mojito se acabó. Repaso la carta y escucho al pianista, cuya complicidad…, musical, con la clienta es patente. Me comería algo, pero…, no sé… La verdad es que casi no tengo apetito. Tomaré un ‘Havana 7 con Tucola’ y unos frutos secos. “No hay”. Da igual, acompaño el cubata con las tapas musicales. Por cierto, la cómplice toma Coca-Cola. 

La obra del acueducto de Albear fue premiada en la Centennial International Exhibition de Filadelfia de 1876 y Medalla de Oro en la Exposición Universal de París de 1878. La Habana apenas tenía 200.000 habitantes, hoy tiene más de 2.000.000. 

En 1996 (estudio de José Luis Alonso Hernández, ingeniero civil del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos) se consideraba que la captación y almacenamiento de agua era suficiente, incluso para la evolución demográfica estimada hasta 2020. “El problema está en que el 55% de esta agua no llega al usuario. Se pierde en el recorrido, debido al insuficiente mantenimiento y al fin de la vida útil de las conducciones”. 

La sequía de los últimos años agravó la situación, pero lo realmente lamentable es el estado de instalaciones y conducciones, deterioradas en un 70%.
Tomado de Expresso. Escrito por Manolo Bustabad Rapa, periodista

martes, 25 de septiembre de 2012

Mostrar La Habana: Mambí, ron y cruceiro

Fue la primera sorpresa de la jornada. Veníamos de la Plaza Vieja hacia el museo del ron y allí, en Oficios con Churruca, nos topamos con el espléndido Mambí recién restaurado por la Oficina del Historiador de la Ciudad para exponerlo al público.


Se trata de uno de los tres ejemplares construidos en los Estados Unidos en 1900 para los presidentes de las compañías ferroviarias de EEUU, México y Cuba. Éste llegó a la isla en 1912 y el Sr. Rubens lo puso a disposición del Presidente de la República. Por eso también se le conoce como coche presidencial.
 
Su estructura es de acero y su interior de maderas preciosas, cuenta con todos los servicios y un magnífico aprovechamiento del espacio. En su día, tenía instalación de luz de carburo y ventiladores con hielo seco. Ya se oyeron tímidas voces de protesta por exhibirlo a la intemperie y en un lugar tan próximo al mar.
 
Y llegamos a la Avenida del puerto, donde, enfrente a la antigua Aduana, muy próximo a la Iglesia Ortodoxa Rusa y al hotel Armadores de Santander, se encuentra el Museo del Ron Havana Club.
 

En su interior se recrea todo el proceso de elaboración, desde la selección de la caña, su prensado en el trapiche y la fermentación del guarapo, con la que se consigue unos seis grados alcohólicos (melaza), a la destilación, para lograr la graduación final, que puede llegar a los cuarenta.
 
Toda la vida oyendo a los ‘expertos’ que no se debe mezclar los alcoholes de fermentación (vinos) con los de destilación (aguardientes) y aquí nos encontramos con un producto que pasa por los dos procedimientos. Curioso. Bueno, el proceso se completa con la filtración, el añejamiento y las mezclas finales. Todo de la mano de los maestros roneros.
 
El museo se ubica en un amplio edificio que tiene además bar-restaurante, salas de exposición de pintura y espectáculos nocturnos recreando el ambiente de los años cincuenta. Al lado está el conocido restaurante, actualmente especializado en comida criolla, Los Dos Hermanos, visitado hace casi un siglo por la bailarina Isadora Duncan.


Volvemos a la calle Oficios, que recorre la plaza de San Francisco, donde las calesas de la Oficina del Historiador esperan a los turistas. Y, precisamente en esta calle, saliendo de la plaza, en la intersección con Lamparilla, nos damos de bruces con la segunda sorpresa (en realidad tercera), en forma de cruceiro gallego de siete metros y medio de alto.
 
Es un precioso ejemplar realizado por los canteros de Poio (Pontevedra), en piedra granítica Silvestre. Su fuste salomónico se apoya sobre un dado octogonal ricamente tallado, que lleva en una de sus caras el escudo de Galicia. Fue donado por esta región a través de su Presidente, a la sazón Sr. Fraga Iribarne.
 
Sobre esta magnífica pieza nos ilustra Concha Fontenla, profesora de Historia del Arte de Santiago de Compostela, en la revista Opus Habana (vol. IV, nº 3, 2000, Breviarios). 
Reportaje de Manolo Bustabad Rapa, periodista.  Tomado de Expresso.

sábado, 22 de septiembre de 2012

San Juan de los Remedios, pausa colonial camino de los cayos cubanos

En Remedios, provincia de Villa Clara, en el centro de Cuba, se reconstruye un hotel ‘con encanto’: el Barcelona. Seguro que el próximo año estará perfectamente habilitado, para que los viajeros detengan sus ansias de playa algún día y disfruten de este característico pueblo colonial, antes de lanzarse al pedraplenado viaducto que durante más de cuarenta kilómetros atraviesa mares y manglares para llegar al Cayo Santa María.
 
Y es que la villa de San Juan de los Remedios, octava villa fundada por los españoles en el siglo XVI, cuyo Centro Histórico fue declarado Monumento Nacional en 1980, rebosa encantos y necesita alojamientos.
 
 
La plaza de José Martí.
Flanqueada por las iglesias de Nuestra Señora del Buen Viaje y la Parroquial Mayor de San Juan Bautista, esta plaza, que antaño llevó los nombres ‘de la Parroquial’ y ‘de Isabel II’, cuenta con su particular estatua de la libertad, de mármol de Carrara (del escultor Carlos Nicoly Manfredy), y una buena representación de la interesante tipología constructiva colonial, con edificios bajos y porticados, equilibradas fachadas de huecos enrejados, balcones y azoteas protegidos con balaustres y pintorescos nombres metropolitanos o afrancesados.
 
Hay que destacar la casa del Alférez Real y la de las Arcadas.
A la sombra de los flamboyanes, la banda interpreta bellas piezas de otros años, sin hacer caso del quiosco de la música, que aparece flamante y vacío en el centro.
 
Y, aunque los metales no brillan, las manos de varios colores abren y cierran llaves y agujeros para administrar el viento y lograr la armonía al compás de los timbales.
 
Las iglesias
Es en sus dos templos, dedicados a la religión católica, donde tiene sus mejores atractivos. El más antiguo, el de San Juan, alberga un rico retablo labrado en cedro y totalmente cubierto de láminas de oro, cuya restauración fue costeada por el millonario Eutimio Falla, entre 1944 y 1954, aunque su pieza más conocida es una imagen policromada de la Inmaculada Concepción en avanzado ‘estado de buena esperanza’, perteneciente a la escuela Sevillana.  Parece ser que es la única imagen de América que representa a la Virgen María embarazada.
 
Sobre la otra iglesia, la del Buen Viaje, circula una curiosa leyenda. En el año 1600 recuperaron del naufragio de un buque procedente de Barcelona, la imagen de la Virgen con el Niño y, aunque la instalaron en la parroquial, misteriosamente volvía una y otra vez a la casa del esclavo que la custodiaba. Por ello decidieron construir en ese lugar el nuevo templo, a pesar de su proximidad.
 
Las parrandas
Dicen que el origen de esta popular fiesta está también en la iglesia. En una misa del gallo, movido por la escasa asistencia de feligreses, el cura animó a los jóvenes a salir a la calle alborotando con instrumentos y cacerolas para despertar a la población y que todos participasen en el culto.
 
Esto se fue repitiendo y ‘mejorando’ en años sucesivos hasta derivar en la actual ‘batalla’ de carrozas y charangas, a cargo de la juventud de dos barrios rivales. Su día grande es el 24 de diciembre.
 
El órgano
De Francia llegó, por la bahía de Cienfuegos, el órgano oriental que se exhibe delante del  bar ‘El Parrandero’. Este instrumento, dizque tradicional en el Oriente cubano, funciona dando manivela para que el aire presione la sucesión de plaquetas de madera, convenientemente taladradas y acanaladas, que se deslizan en su interior.
 
El ‘ponche de la parroquia’
Hemos visto como lo preparaban en plena calle, con una cacerola de barro sobre un hornillo del mismo material. Consiste en una infusión de caña santa, con canela y naranja, a la que se va añadiendo leche y ron. El resultado es excelente y del origen de esta bebida nos dice mucho su nombre.
 
El Museo de la Música
Hay quien dice que lo más interesante de Remedios es el museo de la música, dedicado al compositor Alejandro García Caturla (Remedios 1907 -1940), ‘el temperamento musical más rico y generoso aparecido en Cuba’, en autorizadas palabras de Alejo Carpentier.
 
A pesar de haber vivido sólo treinta y tres años, destacó en el mundo del Derecho, como juez, y realizó una intensa actividad cultural enmarcada en sus firmes convicciones sociales. Como compositor, fue famoso sobre todo por incorporar los ritmos afrocubanos a la música sinfónica.
 
La comida
Como despedida disfrutamos de una típica comida cubana en el restaurante El  Curujey, sito en un rancho próximo, denominado Finca la Cabaña.

Todo empezó sin extraordinarios, porque en Cuba que te reciban con música no es raro. Allí estaba un trío, con su guitarra, su tres y sus timbales, en un escenario de palmas reales y sonido sin alteración. Más allá, un hombre con pinta de patrón procuraba sombra para la yunta de bueyes exhibidos.
 
La barbacoa estaba preparada con un cerdo entero, que un experto cocinero iba despiezando al ritmo del desfile de platos. Pronto se ocuparon las mesas y se degustaron las viandas. El cerdo asado y el tachino relleno de res se acompañaron con frijoles, malanga y patata. Todo era sencillo y sabroso.

El grupo de danza, con atuendos campestres, amenizó el yantar y todos aguardábamos el desmoche del palmiche, ajenos todavía al asombro que nos envolvería.
 
El desmoche de la palma real
Ñico preparó sus cuerdas y, antes de que reaccionásemos, ya trepaba alternando el peso, ora sobre su pie izquierdo, que se apoyaba en el tronco sujetándose al estribo, ora colgado de su muslo derecho. Y así hasta la copa, a treinta y dos metros de altura. Ñico llevaba en la cintura un serrucho y el extremo del cable que serviría de ‘teleférico’ para deslizar el palmiche sin que reventasen los racimos.
 
Desmochó la palma, dando instrucciones para el correcto tensado del cable, y fue soltando el fruto, cuya velocidad se multiplicaba hasta que los avezados ayudantes de tierra lo frenaban con un simple movimiento de brazos.

Sólo faltaba bajar. Todos contuvimos la respiración mientras descendía, aunque su rostro tenía la misma expresión despreocupada. Aún se prestó a explicar su método de trepa a algún colega que no pasó del intento.

Este es Antonio Alonso Rodríguez alias ‘Ñico’, que tiene sesenta y nueve años y lleva haciéndolo desde los catorce, sin asomo de vértigo y sin perder el sombrero. 
 
Como vemos, hay sobrados y variadísimos motivos para detenerse en esta villa. Con todo, nos atrevemos a afirmar que el mayor atractivo de Remedios es su gente, amable, alegre e incansable en sus manifestaciones culturales y en sus atenciones al forastero. Sólo por eso vale la pena la visita.
Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa. Más información en la web de Turismo de Cuba: Cubatravel

lunes, 27 de agosto de 2012

Azúcar, industria, vapor y tren en Cuba (o de Caibarién a Remedios)

Se pasa la caña una y otra vez a través del pequeño trapiche y la jarra se va llenando de guarapo. Si es muy delgada se introduce doblada para hacer más efectiva la operación. En la calle o en algún rancho hemos visto trapiches pequeños de manivela. Éste no, éste es motorizado. Probamos la dulce bebida en vasos desechables.


Estamos en el Museo de la Agroindustria Azucarera, una antigua fábrica reconvertida, en el municipio de Caibarién, provincia de Villa Clara, en el centro de Cuba, en el que se recrea todos los pasos de la producción del azúcar.
Casitas de Caibarién

La industria azucarera sigue siendo uno de los pilares de la economía del país, a pesar del ‘desplome’, a partir de los años noventa, cuando pasó de 8,2 millones de toneladas por zafra a poco más de un millón.

En 2003 sus 155 fábricas se redujeron en un 60%, al igual que las enormes extensiones de tierra destinadas al cultivo de caña. En el último quinquenio, la mayor producción lograda fue de 1,4 millones de toneladas, en 2008.

Este año pasado, 2011, se inició un programa de modernización, bautizado como ‘proyecto vitrina’, bajo tres principios: nuevas tecnologías, agricultura de precisión y automatización del sector.

‘Un Ingenio piloto, ‘Jesús Rabí’, 160 kilómetros al este de la Habana, pionero del Proyecto, concluyó la zafra anterior con 40.650 toneladas de azúcar, 9.000 por encima del plan, y dos de sus cooperativas lograron rendimientos de 82,5 y 91,- toneladas de caña por hectárea, más del doble del promedio nacional (32,5) y hasta por encima de las 73,5 toneladas de Brasil, la más alta del área’ (Cubadebate). 

Tradicionalmente, para mover esta industria era fundamental la fuerza animal, tanto humana como bovina, aspectos que se nos van desvelando a medida que recorremos todos los pasos que componen el proceso.

A partir del siglo XIX, la fuerza empleada en estas fábricas se obtenía de la máquina de vapor. Por eso, a nadie extraña que en el mismo recinto encontremos también toda una exhibición de locomotoras de vapor, que, por otra parte, eran fundamentales para el transporte de sus productos.
Tren de vapor

Desde el propio recinto de la fábrica-museo se inicia un agradable paseo en un tren de dos vagones abiertos y encapotados, con tracción de una de esas reliquias de vapor, que traslada a los ocasionales turistas hasta la cercana y encantadora villa de Remedios.

A los lados de la vía van quedando casitas surgidas de un cuento de hadas, habitadas por niños que también parecen de algún siglo pasado, y, con bastante frecuencia, consignas subidas en pedestales. También dos enormes rótulos escultóricos, para que todos sepan de dónde venimos y hacia donde nos dirigimos, y pequeñas calesas tiradas por un caballo.

En realidad podemos afirmar que todo el recorrido forma parte de un museo, incluso la Estación de llegada, con sabor decimonónico (recibimiento incluido) traído hasta nuestros días por un elenco de actores, del que parecen formar parte todos los moradores de esta histórica villa. Todo ello con gran encanto y profesionalidad para deleite del forastero.
De la ciudad y sus curiosidades les contamos otro día. Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa.

martes, 21 de agosto de 2012

La Fiesta del Son en Santiago de Cuba, del 5 al 9 de Septiembre de 2012

El Son es un género musical y de baile parte imprescindible de la cultura cubana y de constante evolución y enriquecimiento. Su origen hay que encontrarlo en los sectores populares del siglo XIX e incluso desde antes, de los que surgieron los representantes que lo convirtieron paulatinamente en gustada pieza musical bailable en los primeros años del siglo XX. 


De los aportes más importantes del Son destacan su rítmica, siendo Miguel Matamoros uno de sus máximos cultores, genuino santiaguero del barrio del Tivolí que contribuyó a la universalización del genero dentro y fuera de Cuba con el afamado Trío Matamoros. 

Santiago de Cuba es la segunda ciudad más importante de la isla de Cuba. Se encuentra al este de la isla, y fue capital de la antigua provincia de Oriente y actualmente lo es de la provincia del mismo nombre. Fue fundada en 1515 por el español Diego Velázquez y Hernán Cortés fue el primer alcalde de la ciudad, partiendo de allí hacia la conquista de México.  

La zona oriental de Cuba es una de las gestoras del Son. Calles y balcones santiagueros lo acunaron, razón suficiente para que la más caribeña de las ciudades cubanas sea la sede principal del más importante evento de este género El Festival del Son, que convoca a las grandes figuras de la música popular tradicional cubana y a sus más destacados intérpretes.  

Los seguidores del Son, cubanos o extranjeros, cada dos años se reúnen en el escenario natural de la hospitalaria ciudad de Santiago de Cuba, para disfrutar de los intercambios entre soneros y de lo mejor de este género musical cubano con la cálida compañía de toda la riqueza cultural santiaguera, donde se realizarán espectáculos musicales, evento teórico, competencias de ruedas de casinos y parejas de bailes, también de treseros y jóvenes soneros e improvisadores, bailables populares, entre otras actividades.  


En su casa natal, Santiago de Cuba, el Son cubano reunirá a lo mejor del género en el país y más allá, en un evento singular y de raíces profundas entre los más autentico de la cultura cubana. 

El Festival Matamoros Son es la ocasión idónea para disfrutar del género cubano interpretado por agrupaciones tradicionales en lugares históricos como el Teatro Heredia y el Salón de los Grandes de la Trova; dónde durante cuatro días y cuatro noches desfilarán tanto bandas de renombre como populares. Mojito y Habano en mano, rodeado del más puro ambiente santiaguero y de la calidez de su gente, disfrutará bailando a ritmo de son. 

Desde la organización, se nos dice que para ir practicando se recomienda escuchar canciones como ‘Son de la Loma’, ‘Mata que Dios perdona’, ‘Bin Bon Ban’ o ‘Virgen de la caridad’.
Tomado de Expreso. Redacción. J.R



XIX Edición del Festival Internacional del Son “MatamoroSon”,
 a celebrarse del 5 al 9 de Septiembre de 2012. 
Viajes Altamira le propone asistir al Festival en un viaje especial programado.
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