En nuestra corta estancia en Cuba hemos constatado la
importancia que tienen aquí los carteles, que están presentes en las plazas, en
las carreteras, en los accesos a las poblaciones…Casi siempre propagando
consignas, pero de estos hablaremos otro día.
Camino de Varadero nos detenemos al borde de la carretera
ante un cartel grande, que quizás reúne todos los emblemas de significado
estrictamente nacionalista.
Es apaisado y está montado sobre una especie de pedestal
pétreo que le confiere vocación de permanente. Su parte central aparece
ilustrada con los emblemas de la nación cubana clasificados en símbolos y
atributos. Los ‘símbolos patrios’, bandera, himno y escudo y los ‘atributos
nacionales’, flor mariposa, palmera real y pájaro tocororo. La sección de la
derecha la ocupa una frase de José Martí escrita con primorosos caracteres,
bajo el rostro del héroe nacional enmarcado en un medallón y con su firma
manuscrita debajo. Y, a la izquierda, un espacio vacío parece destinado a los
mensajes más ocasionales.
Dos de estos emblemas aluden directamente a la necesidad
de libertad inherente a la condición humana. En el himno se dice a gritos:
que la patria os contempla orgullosa
No temáis una muerte gloriosa
que morir por la patria es vivir.
En cadenas vivir, es vivir
en afrenta y oprobio sumidos.
Del clarín escuchad el sonido
¡a las armas, valientes, corred!
La segunda alusión al ‘aire fresco’, imprescindible para
la vida, la encontramos en el pájaro tocororo. No es tan explícita, pero, a
poco que nos documentemos, aparece el mensaje: A primera vista, la
característica más evidente del tocororo es su plumaje, cuyos colores están
presentes en la enseña nacional (su cabeza es azul, el pecho blanco, rojo el
vientre y en su capa tiene plumas verdosas). Pero lo verdaderamente
significativo es su condición de animal libre, puesto que nunca se logró que
sobreviviera en cautividad.
Sorprende la presencia de la flor mariposa entre los
símbolos, tanto por su origen, que parece ser asiático, como por el motivo de
su incorporación, el 13 de octubre del 1936, para dar respuesta a los botánicos
que estaban creando el Jardín de la Paz en Argentina. Hemos leído en algún
sitio que representa ‘pureza de ideales y símbolo de la paz’, así como
‘paradigma de la gracia y esbeltez de la mujer cubana’.
Por el contrario, la esbelta palmera real explica por sí
sola su presencia en el escudo y como emblema en sí misma. Puede sobrepasar los
quince metros de altura, sus frutos y madera han sido de gran provecho
tradicionalmente, y es el árbol más abundante de la isla.
Del escudo el cuartel superior nos parece lo más
llamativo, puesto que en él se representa un amanecer en el horizonte marino,
iluminando la isla de Cuba, representada por una llave entre dos cabos, del
Yucatán y la Florida. Puede ser la llave que cierra el acceso al golfo de
México, o la clave para la conexión de las dos penínsulas. Tampoco hemos
averiguado el sentido de la barretina de coronación.
La frase de Martí que completa el cartel no precisa
comentario:
‘Yo quiero que la ley primera de la República sea el
culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre’.
Bosque de palmeras reales en el valle de Bacunayagua |
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